MANIFIESTO MAREA DE MAREAS
MANIFIESTO MAREA DE MAREAS:
Nuestras vidas o su negocio. ¡Por lo público! ¡Por nuestros derechos!
Diferentes sectores en lucha -los cuales han recibido el nombre de
mareas sociales o mareas por lo público- hemos apostado por confluir en
una gran marea global vallisoletana. Este tsunami resultante es el
reflejo de lo que la mayoría de la gente común desea: una sociedad
redistributiva e inclusiva donde se garanticen los derechos
fundamentales universales y en la que los servicios públicos que son de
todas y todos no se sometan a las leyes del mercado, de la especulación y
del enriquecimiento privado. Ante los duros momentos que nos está
tocando padecer, nuestra respuesta está cargada de razones de gran
envergadura:
Denunciamos que la política de recortes en Sanidad
no busca en absoluto disminuir posibles derroches, sino que tiene la
finalidad de liquidar el sector público mediante la reducción por la
fuerza de la calidad del servicio ofrecido, abriendo a su vez nuevos
espacios para la rapiña de las grandes empresas, que son las
beneficiarias de estas privatizaciones encubiertas. Estamos hablando,
por tanto, de un cambio de modelo sanitario que nos lleva de uno
eficiente y barato a otro que considera nuestra salud como un negocio al
servicio del capital especulativo.
Tres cuartas partes de lo
mismo ocurre en materia educativa, con evidentes pasos hacia la total
mercantilización del sector. Denunciamos la continua escalada de
recortes en la Escuela Pública que desde el año 2010 vienen acometiendo
los Gobiernos Central y Autonómico. Exigimos la eliminación de los
conciertos que suponen la desviación de financiación de la Escuela
Pública a empresas privadas, así como la retirada de la LOMCE por
clasista y segregadora, que hace que la educación pierda su carácter
compensador de desigualdades, que anula la participación democrática de
la comunidad educativa y que aumenta la presencia de la religión dentro
de los centros educativos. En cuanto a la educación superior, reclamamos
que el control del sistema recaiga en sus usuari@s y profesionales,
orientándose el aprendizaje científico y humanístico hacia las
necesidades reales de la sociedad y no hacia las de las grandes firmas
económicas interesadas en desvirtuar el modelo, como se evidencia en el
Plan Bolonia y la Estrategia 2015. Igualmente, exigimos que los centros
de aprendizaje fomenten el pensamiento crítico y reflexivo proclive a la
transformación social.
También en el Sistema de Servicios
Sociales nos encontramos con una situación crítica que parece querer
llevarnos al anterior modelo de beneficencia, por el cual la atención de
las personas en riesgo de exclusión queda en manos de la caridad
particular en vez de estar en las de la sociedad en su conjunto por
medio de personas cualificadas para esta labor. Muy especialmente en
este contexto, nos tenemos que oponer y nos oponemos a cualquier
retroceso que agrave las desigualdades sociales y que desproteja a
quienes más apoyo precisan.
Igualmente integramos esta marea
ciudadana empleados públicos y funcionarios de la Administración que, a
pesar de realizar una labor rigurosa y eficaz en defensa de los
servicios públicos, sufrimos día a día la presión de los intereses
políticos. Denunciamos, además de la venta que se hace de lo público de
forma impune, la presencia de irregularidades o ilegalidades vinculadas a
intereses políticos ajenos a la objetividad que garantizan los
empleados públicos por oposición en favor de unos servicios de calidad
para toda la ciudadanía. También denunciamos que, con la excusa de la
crisis y los recortes, la casta política está sacrificando a la
ciudadanía eliminando líneas de ayudas y servicios públicos sin que
desaparezcan ni se cuestionen sus privilegios en forma de multisueldos,
pensiones vitalicias, dietas, tarjetas de crédito, gastos de
representación y protocolo, autopropaganda para seguir subidos en la
escalera del poder, coches oficiales, bufandas, asesores, personal de
confianza, etc. Nos oponemos a que cualquier servicio público acabe en
manos de entes, fundaciones, empresas públicas o privadas, fuente de
corrupciones y de tráfico de influencias partidistas, que siempre abren
la puerta a la privatización y a la pérdida de lo público ante la
impasibilidad de las Cortes, del Procurador del común, etc.
También confluimos en esta Marea Ciudadana quienes hemos luchado día a
día contra los desahucios. El crecimiento económico en el Estado español
de los últimos años está ligado a la construcción de viviendas y a la
concesión casi indiscriminada de créditos hipotecarios. La ausencia de
políticas de control indujo al sobreendeudamiento de una parte
importante de la población como única forma de acceder a una vivienda
digna producto de los intereses de notarios, tasadores, entidades
financieras e inmobiliarias y contienen claros indicios de fraude y
estafa generalizada. Todo ello ha conducido a un escenario en el que en
los últimos tres años ha habido más de 350.000 ejecuciones hipotecarias y
embargos. Exigimos con carácter de urgencia la paralización de las
ejecuciones hipotecarias y dar una respuesta a millones de personas
empujadas a la exclusión social. Denunciamos la existencia de millones
de pisos vacíos en manos de las entidades financieras que no están
cumpliendo con su función social, mientras miles de familias se quedan
sin casa y con una deuda de por vida, y los bancos esperan hacer nuevos
negocios rentables con las viviendas de los desalojados.
Por
último, pero no por ello menos importante, reivindicamos el derecho a un
trabajo digno para todas las personas desempleadas. Hacemos mención
especial a la juventud empujada a la emigración y en quienes por su edad
son excluidos del mercado laboral. No debemos olvidar que este gran
colectivo, el de las desempleadas y desempleados, es doblemente
maltratado, tanto por su falta de trabajo como por la desprotección a la
que se le somete al reducirse sus prestaciones. Así mismo, denunciamos
que quienes tienen la suerte de mantener un puesto de trabajo han visto
muy reducidos sus derechos laborales tras la aprobación de las últimas
reformas y viven bajo la permanente incertidumbre del despido.
En resumen, creemos que este Régimen debe ser sustituido por uno más
justo, solidario y equitativo, en el cual no se negocie con los
servicios públicos, en el que se garanticen los derechos sociales de
tod@s, y en el que las personas del común no paguemos los desmanes
especulativos de una casta empresarial y política sin escrúpulos que nos
ha llevado a la ruina económica, política y moral. Por eso salimos a la
calle bajo el lema “nuestras vidas o sus negocios”, considerando que
estamos reivindicando derechos de pura supervivencia para el pueblo
trabajador y honrado.
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